Está situado en el
Parque Centenario, lugar recorrido por mi otras veces y uno de mis preferidos entre otros.
Al llegar vemos los telderetes de la feria de sábados y domingos que circundan el parque y el Museo.
Observamos el palo borracho rosa en todo su esplendor.
Aquí la flor del palo borracho en blanco.
Un exponente perfecto del palo borracho con su forma tan particular que recuerda una botella del mejor Chianti italiano. Éste es el que da flores blancas.
Llegamos a la entrada del Museo de Ciencias Naturales, hermosa fachada del año 1936.
Se conservan los pisos originales. Vista desde el primer piso, donde están los insectos.
Una de las puertas laterales.
A lo largo de su larga vida, el
Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia se alojó sucesivamente en las celdas altas del Convento de Santo Domingo, en la manzana de las Luces y en algunos edificios de la plazoleta de Monserrat, hasta instalarse definitivamente en 1937, en este edificio construído especialmente para él. En esta sala se exhiben muebles, equipos y diversos elementos que fueron parte de esta rica historia.
La placa relata su origen.
En estas salas se pueden ver cristales, piedras, meteoritos, caracoles, cefalópodos, bivalvos gigantes y otros originarios de Argentina
Cuarzo gigante.
Meteorito caído en el Chaco en agosto de 1925. En la Colonia San Luis del Campo del cielo. Pesa 750 kg.
Caracoles y cefalópodos.
Moluscos y bivalvos.
Aves de nuestro país, Argentina.
En cada vitrina o vidriera está la descripción de cada una y además el sonido que emiten.
Y llegamos al sector de los animales prehistóricos que aquí también los hubo. Inimaginable pero cierto.
Aquí fotos de varios “de cuerpo entero”.
Macrauchenia Sunilodu .
¡Este y los demás extinguidos hace más de 10.000 años!
Megatherium perezoso gigante
Panocthus (armadillo gigante) extinguido hace 100.000 años
Piatnitzkysaurus floresi
Rinoceronte negro
Scelidodon perezoso
Toxodon
Ballena nariz de botella Austral. Extinguida hace 2.000 años. Poco conocida.
Nos muestran la comparación de la jirafa y la cabra que constan del mismo esqueleto y sus patas terminan en dos pezuñas.
También nos hacen ver la similitud en la estructura del Rinoceronte y el Carpincho.
¡Y eso fue todo amigos!
Un paseo muy abreviado pues es una riqueza para apreciar, pero no los quiero saturar con tanta información.
Un paseo que habría que hacer más seguido pues la sala de peces (en la que por razones obvias no dejan fotografiar) y también la de insectos quedan para la próxima.